Una pequeña pantera negra, réplica, en miniatura de Bagheera del Libro de la Selva: Es el gato Bombay, un gato de pelo negro como el carbón y los ojos dorados, seleccionado en los años 60 en Estados Unidos. Todavía poco conocido, no debería tardar en conquistar a los amantes de los felinos…
Un pelo corto muy adherido al cuerpo, de un negro oscuro y un brillo excepcional, que hace pensar en una suave piel: la belleza del pelaje del gato Bombay seduce a primera vista. Los amantes de los gatos (y también los demás) no pueden más que quedar extasiados: Parece que el pelaje de este gato haya sido barnizado!
Los orígenes del gato bombay
El origen de esta pequeña joya es una criadora americana, Nikki Horner, que soñaba desde hacía mucho tiempo con tener en casa un animal salvaje. La pantera negra podría funcionar perfectamente desde un punto de vista estético, pero era difícil de conseguir. Como era una experta en gatos y estaba acostumbrada con sus campeones de American Shorthair o de burmés a obtener el título de «mejor gato del año», tuvo la idea de crear una minipantera negra. Ante el más bello de sus burmeses, uno cibelino color castaña madura, Nikki empezó a soñar: «No sería extraordinariamente suntuoso con un pelaje negro y los ojos del color del oro?».
Años de trabajo para obtener la primera camada de gatos bombay
En 1958 la criadora paso a la acción, cruzando un gato común de color negro con un burmés cibelino. Los resultados fueron decepcionantes: los animales eran de una talla demasiado grande, con el pelo demasiado largo y los ojos demasiado pálidos. Nikki perseveró, acoplando un Shorthair americano negro con ojos dorados con su mejor gata burmés cibelina… y fué otra desilusión. Cruzó entonces su burmés cibelino más hermoso con una magnífica shorthair americana negra, hermana de su supercampeón Trademark, un silver tabby negro que había conseguido todos los premios, pero siguió sin conseguir nada semejante una minipantera negra. Camada tras camada, la criadora no perdió el ánimo, y tras años de cruces infructuosos finalmente se realizó el milagro: los gatos eran negros como el carbón, con el pelaje de seda y el tipo del burmés americano pero de línea aún más redondeada. A Nikki Horner no le quedaba nada más que encontrar un nombre para esta nueva raza. La llamó Bombay, en referencia, dijo, a la pantera negra de la India.
Recordemos que la pantera negra no es una especie particular, sino el resultado de una mutación melanínica de los leopardos con manchas, más frecuente en Asia tropical en África.
El año 1976 señala la verdadera consagración del gato Bombay. La raza, después de haber sido presentada varias veces en distintas exposiciones, fue finalmente reconocida por el CFA (Cat Fanciers’ Association), la más importante organización felina americana. El animal dio mucho que hablar tanto sobre él, y su piel fue tan apreciada – «brillante como cabritilla barnizada» – cómo sus ojos – » relucientes como una moneda recién acuñada» -. En 1979, el Bombay obtuvo el reconocimiento de otra asociación, la TICA (The International Cat Association).
El gato Bombay es un gato espectacular. Por su pelaje ébano, naturalmente, pero también por su cuerpo armonioso, sin nada de grasa, constituido por una sólida osatura y una potente musculatura. Una verdadera fiera minúscula…
Sus ojos brillantes, luminosos, cobre u oro, resplandecen con una luz particular. Se lee la ternura, la malicia, la inteligencia, el interés más vivo por todo lo que le rodea…y, por supuesto ni un rasgo de crueldad. De hecho, no tiene nada de la fría mirada de la pantera. De este elegante felino el Bombay conserva el físico, pero su carácter es la dulzura personificada. Nos sorprendemos de que la FIFe no lo haya tomado todavía en consideración y que España no se haya interesado aún por esta raza cuando en otros países es, en cambio, muy apreciada.
El gato bombay adora la compañía de los niños
Pascale Portelas, la única productora de Bombay en Francia, un día que había llevado a Nueva York a sus gatos, shorthair exóticos y american curl, para una exposición, sintió por este gato negro un verdadero flechazo.
En 1989 Ron Wendy, un criador americano, realizó una exposición en el Palacio de Congresos de París. Pascale Portelas, llegada a propósito desde Dompierre-sur-mer, dónde vive, compro su primera hembra, Oppio. Seducida por el temperamento del gato, que necesita muchas caricias, adora que lo tomen en brazos, busca la compañía de los niños, y prácticamente nunca maúlla, quiso procurarse un segundo.
Al año siguiente viajó a Nueva York y volvió con un macho, Bagheera, también comprado a Ron Wendy. Bagheera se adaptó perfectamente, también porque Pascale Portelas tenía, es preciso decirlo, el arte de saber comunicar con este ejemplar lleno de sensibilidad: no usaba nunca sonidos demasiado agudos, desagradables a los oídos felinas, sino palabras en voz baja. La pareja Oppio-Bagheera fue un verdadero éxito, y en febrero de 1991 Oppio trajo al mundo 4 «topolinos negros», la primera generación de Bombay nacidos en Francia.
Esta raza no es muy prolífica: nacen dos o tres gatitos en cada parto como máximo. A menudo en una camada nace un gato Bombay cibelino, pero esta tonalidad no está aceptada en las exposiciones, por qué se parecen en exceso al Burmés. Muy dóciles con las personas, los gatos Bombay son en cambio dominantes en los enfrentamientos con otros gatos, los cuales, si quieren paz, deben someterse. Los Bombay tienen la tendencia a imponerse y a buscar pelea. Con los otros animales no existe ningún problema. La raza tiene incluso una predilección… el conejillo de Indias!
El gato bombay es bastante voraz
Hay que señalar que el Bombay es un gato muy perezoso; de hecho, siempre es el primero en irse a dormir y el último en levantarse. Si su amo se levanta por la noche, él permanece acurrucado en su cesta.
Se digna únicamente abrir un ojo crítico que parece decir: «Pero bueno, te parecen horas de salir de la cama?».
Cuidarle es muy fácil. Ninguna limpieza complicada: basta cepillar y peinar su espeso pelo en el período de la muda y alisarlo cotidianamente con un guante de baño o de pelo de camello. Si aparece un pelo blanco conviene extraerlo. Por lo que respecta a la alimentación, nada que señalar, excepto que el Bombay es bastante voraz; atención a que no engorde demasiado.
Con todos esto méritos, no hay duda de que este espléndido americano nos seducirá también a los españoles. Observar un Bombay en libertad en un jardín, mientras emboscado, caza a una mariposa o a un saltamontes, es como ver un sueño convertido en realidad: la Bagheera del Libro de la selva en carne y hueso.
El estándar del gato bombay
Línea |
Gato de tamaño medio (el macho es más grande que la hembra), de musculatura fuerte, bien hecho, el cuerpo, sólido pero no macizo, es armonioso pero sin una pizca de grasa. Las patas son relativamente cortas con uñas pequeñas y redondas. El Bombay lleva la parte posterior un poco alzada. Cola mediana, ni corta ni delgada y con la punta redondeada, bien erguida, sin nudos. |
Cabeza |
Similar a la del burmés americano, pero más redonda, con nariz mediana. Las orejas de dimensiones medias, con la punta redondeada, son anchas en la base y distanciadas entre ellas. |
Ojos |
Grandes, redondos, muy expresivos y luminosos como un topacio. La tonalidad varía del cobre al oro intenso. |
Manto |
Muy especial, similar al del burmés. Bastante corto, muy espeso y reluciente, adherido al cuerpo que recubre con un pelaje que hace efecto del charol. |
Color |
Negro. El Bombay marrón cibelino que ocasionalmente nace entre una camada, está destinado solo a la reproducción. El pelaje negro debe ser perfectamente uniforme, sin la mínima mancha |