Entre los gatos no existe una jerarquía sólidamente establecida como entre los perros. Se establece solamente un orden de precedencia entre los machos. Egoístamente, el gato caza por su cuenta y rechaza toda ayuda. Los gatos domésticos, sin embargo, pueden cohabitar en términos casi amistosos: se cuidan el uno al otro, duermen juntos y, si es preciso, unen sus fuerzas para combatir a un enemigo común. En muchos aspectos los gatos demuestran tener espíritu solidario, de ayuda mutua y de tolerancia. Estas cualidades son particularmente notables en la hembra que pare.
Se han visto gatos que han hecho de comadronas, ayudando a cortar el cordón umbilical y luego limpiar do a los recién nacidos. Son numerosos también los ejemplos de gatas que cuidan de gatitos que no forman parte de su carnada. Ocasionalmente, los mismos machos se ocupan de la higiene de los pequeños. La observación de estos hechos atestigua que el gato sí es capaz, en determinadas circunstancias, de comportarse con mucho más desinterés de lo que cabría esperar.
La independencia ante todo
El gato se caracteriza por un notable espíritu de independencia: es él quien elige a su amo. Rechaza cualquier domesticación autoritaria y, con mayor razón, toda forma de amaestramiento. También con sus semejantes conserva su libertad y, si es verdad que acepta la autoridad de un jefe, siempre que forme parte de un grupo de individuos que vive en libertad, no por esto renuncia a su independencia y, por su cuenta, lucha por asegurarse su supervivencia en las mejores condiciones posibles. Cuando ha entendido que el hombre puede ofrecerle un alojamiento confortable y una alimentación regular, como también cierta protección contra sus enemigos naturales, el gato, como buen oportunista, acepta compartir la vivienda. Pero siempre se reserva el derecho de marcharse, provisional o incluso definitivamente, si la cohabitación ya no le gusta. Otra confirmación de que el gato es libre e independiente.
Cuando entiende que el hombre puede asegurarle un alojamiento confortable y una alimentación regular el gato acepta convivir con él; pero, si la cohabitación deja de gustarle, se marcha sin dudarlo. El gato es libre…
A diferencia del perro, el gato no pertenece a nadie. En una familia es él quien elige a su amo, a menudo un niño, con el cual demuestra generalmente una paciencia ejemplar.
Hacer las presentaciones
Para que cuando se añade un nuevo miembro felino a la familia todo salga bien desde el principio, debes seguir unas pequeñas pautas de acción:
- Cuando llegues a casa con el nuevo inquilino no los presentes de golpe NUNCA, ya que esto será por lo general el principio de una mala relación o de una relación que tardará mucho más en consolidarse como buena, además de llevarse los dos unos cuantos arañazos, o cuando menos, bufidos y disgustos. Deja al gato nuevo en el trasportín y que el “dueño de la casa” se acerque a olerlo durante unos minutos.
- Después de esta “presentación preliminar ” déjalos en partes separadas de la casa de modo que puedan olerse por debajo de la puerta, pero sin poder verse ni atacarse. Esto durante un periodo mínimo de 2 semanas.
- Mientras cada gato esté en esta fase de “confinamiento separado”, cámbiales la arena, pon la de uno (con caquitas y todo) en el sitio del otro y viceversa. Así se irán acostumbrando a sus nuevos olores.
- Llegó el día de presentarles con “puertas abiertas ”: No hagas movimientos bruscos y estate atento a cualquier amago de ataque, en cuyo caso hará falta que te impongas con un fuerte NO dirigido al gato atacante (NUNCA le pegues , los gatos no entienden el castigo y no conseguirás nada), seguido de su vuelta al “confinamiento” (del atacante) durante un rato (más o menos una hora), tras lo que se vuelve a repetir la presentación. Esto se repite las veces que haga falta.
- Tenles sólo juntos cuando alguien esté presente y les pueda vigilar . Cuando no estés en casa tenlos en cuartos separados hasta que su
aceptación el uno por el otro sea total y absoluta. - Los animales esterilizados son menos territoriales, esterilízalos y evitarás futuras peleas.
- Dales premios cuando se porten bien el uno con el otro. En especial al gato que ya tenías, para que no se sienta desplazado por el nuevo, y mímales mucho más de lo habitual.
- Incítales a jugar juntos participando tu al principio con una cuerda o similar.
- Si les gusta la malta o el paté, úntales un poco la boquita o alguna patita con ello para que el otro le lave y creen vínculos. Esto sólo en caso de que ya medio se acepten, claro, porque de lo contrario puedes empezar una pelea.
Ya has iniciado el camino para una mejora de la calidad de vida de tus gatos, la compañía de otro(s) de su especie mejora su salud, su vida cotidiana y su humor, y no te arrebata su cariño para nada, todo lo contrario, tendrás más mimos de más gatos!!!
Convivencia de los gatos con animales de otras especies
Muchas veces se oye decir “se llevan como perro y gato” para decir que dos personas se llevan mal. Es verdad que los perros y gatos se llevan mal? Nada más lejos de la verdad. Muchas personas piensan también que los gatos son egoístas y ariscos, pues una equivocación muy grande, en realidad los gatos son animales muy sociables y se llevan muy bien con los perros en general.
Porque el gato…, cómo reacciona si un animal no le va? Pues como siempre, con gran inteligencia. Simplemente lo ignora, porque no va a perder su precioso tiempo en algo que no le interesa. Los humanos podríamos aprender mucha de esta actitud con respecto a los pueblos que “no nos gustan” por la razón que sea, pero en lugar de eso les hacemos la guerra que siempre conlleva una gran desgracia para todo el mundo.
En efecto hay múltiples ejemplos de gatos y perros que tienen una gran amistad, incluso de perros que han salido en defensa de un gato y viceversa. También existen muchas fotos de un perro grande echado y un gato haciendo tranquilamente la siesta encima de él, y los dos tan felices. Introduciendo un perro cachorro es muy probable que tras unos pocos bufidos el gato se pone a jugar con esta nueva “pelotita” que ha llegado a casa. Claro, hay siempre que tener cuidado cuando llegue un perro o gato a casa de no dejar de mimar y ser atento con el primero que estaba, pues podría ponerse celoso del nuevo.
Por naturaleza hay animales con los que el gato no se lleva bien, por ejemplo, como es lógico, los animales que para el gato son piezas de caza: los pájaros, roedores y algunos más, aunque hay ejemplos de gatos que se llevan bien con el pájaro que ha estado siempre en casa, o sea, no en estado salvaje, pero allí tal vez hay que ir con cuidado.
Así que no hay por qué privarse de tener gato y perro, siempre que se hacen bien las cosas. Por qué tanta mala fama de los gatos? falta de conocimientos simplemente. Observadlos, conocedlos y verán y dirán: “pero quién dijo que el gato no es sociable y que es un animal arisco?” Claro que un gato puede salir arisco, pero un perro también puede salir mordedor, y los seres humanos no digamos como pueden salir. De modo que la convivencia con el gato es un placer sin igual.